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No hay nadie más pulcro que él. ¿Cuál es la conclusión? No lo entiendo, Edmond es la antítesis de Paulo. Claro, acabé tan harta de Paulo, que busqué a alguien opuesto. Da igual. Adiós. Oye, si vemos a Paulo, nunca se sabe. Le daremos recuerdos de tu parte. Mientras no le deis mi dirección. Vale. Hasta luego. Adiós. No intentes comprenderlo, es demasiado para ti. Le bajaré las maletas. No, ya no me voy. Yo también puedo ser caprichosa. No le gusta demasiado salir conmigo. ¿Por qué dice eso? Nunca le he visto salir con una mujer. Nunca he tenido la oportunidad. Siempre he querido decírselo. Lo apruebo. ¿Lo aprueba? Su actitud con Pierre. Tengo un amigo al que arrestaron. En un arrebato robó una bicicleta. Cuando estaba en la cárcel, le escribía. Y cuando salió, seguí viéndole. Está muy bien Y eso que no me gusta ir en bicicleta. ¿Fernand? Iba a tu casa. ¿No me has reconocido? Ni siquiera he mirado, cuando he visto a la señorita. No quiero estropearles la noche. En absoluto. No quería decirlo, pero tengo sueño. Le agradezco la intención. No se preocupen por mí. Esta tarde le han preguntado por mí. Sí, dos hombres que han ido al Hotel du Nord. Cierto, ¿se lo ha contado Raymonde? Sí. Le han confundido con otro. Preguntaban por un tal Paulo que tocaba la guitarra. Era yo. ¿Usted? Antes era ese hombre. ¿Antes de qué? Antes del resto. Le pareceré raro, no hemos hablado, sólo intercambiado palabras. Hoy es distinto. No lo sabe, pero hemos compartido vivencias. Fui yo quien la encontró la famosa noche. Ya lo sabía. Y quien aconsejó a su amigo que huyera, ¿sabía eso? Cuando le interrogaron dijo que estaba sola en la habitación. ¿Por qué? Por intuición. Sentí que usted lo preferiría así. Gracias. No hay de qué. Se la llevaron. y después volvió. Aquel día tenía que irme, salir de aquí. Y me quedé. No diga nada. Es la primera vez que soy tímido. El bohemio despeinado y mal vestido que tocaba la guitarra y odiaba la sangre, era yo. Me llaman Edmond. Me hacía llamar Paulo. Pero mi verdadero nombre es Robert. También me daba miedo la policía. Un día, para salvar el pellejo, delaté a un cómplice en un robo.
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