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que sean los obstáculos que le salgan al paso, tenga la seguridad de que no estará sola. México y yo estaremos con usted. Gracias por esta oportunidad que me da usted de servir en algo a México, señor presidente. Gracias por tanto fervor a nombre de México, Srta. Salazar. Señores doctores, ¿tienen la bondad? Felipe, no se ponga nervioso y ayúdeme a levantarla a la señorita. Perdone usted, señorita. Maestro Monroy. ¡Muchacha! ¿Qué haces tú aquí? El Sr. presidente me mandó llamar. Soy maestra rural. Eso no puede ser, y tú lo sabes muy bien. Yo ya estoy bien, maestro, ya me curé. Míreme. Tú sabes que eso no es verdad. No se le vaya a decir, por lo que más quiera. Déjeme ir a cumplir la misión que me confió. Esta es la oportunidad que yo soñaba, maestro, y tengo algo muy grande que hacer. Ya me voy, maestro. Con su permiso, señor. Esa muchacha era mi discípula. Hubiera llegado a ser una gran bacterióloga, si yo no le hubiera prohibido que siguiera estudiando hace tres años. La pobre está emplazada con esas lesión cardíaca. El día menos pensado acabará Radio Parece mentira que tras una apariencia tan fuerte y maravillosa, puede esconderse la muerte, ¿verdad? ¿Señores? TREN A CIUDAD JUÁREZ Muchas gracias. ¿Adónde va? A río Escondido. Soy maestra rural. Usted no está en condiciones de ir allá, Radio ni allá ni a ninguna parte. Ya ve lo que le pasó. Está usted muy delicada, usted lo sabe muy bien, y tiene que atenderse. No tengo nada, yo creo que fue la insolación. Tengo que llegar a Rio Escondido. ¡Le repito que no está en condiciones de ir a ninguna parte! ¿¡Entendió!? ¿Y quién es usted para impedirme que vaya a dónde se me antoje? Soy médico, y por eso se lo prohíbo. ¿Qué médico va a ser usted? Si lo fuera sabría que no tengo nada. Tengo que ir a donde me mando el Sr. presidente. También a mí me mando el Sr. presidente, pero yo estoy sano. ¡También yo estoy sana y tengo que llegar a Rio Escondido! Rio Escondido Radio Yo voy más allá de Rio Escondido, a Santiago de la Sierra, y mire nomás el caballo con que cuento Radio si es que eso se le puede llamar caballo. Se necesitaría estar loco para creer que puede con los dos. ¿Y quién está diciendo que me lleve? Yo puedo llegar sola. ¡Suélteme, sino quiere que lo cachetee! ¡Atrevido! ¡Bueno, pues váyase y muérase por ahí! ¡Mal agradecida! Ahí tiene a Río Escondido. Si algo se le ofrece, ya sabe dónde me tiene a sus órdenes. De aquí a Santiago de la Sierra hay cuatro horas a caballo. Tenía usted razón, no soy médico todavía. Precisamente voy a hacer mi servicio social. Gracias por todo, y adiós, doctor. Adiós, Srta. Rosaura. Y llámeme si necesita de mi servicio. ¿Qué le parece el cuaco? No hay más Dios que mi jefe, don Regino Sandoval. ¿Qué tal se ve uno en un animalito como ése, Rengo? Palabra que nomás de verlo montado en ese cuaco, se le enchina a uno el cuerpo. Parecía usted una estatua, jefe. Lo que es que esa foto la ponemos en la sala de cabildos, para que el que entre diga: “Ése es el mero don Regino Sandoval, más macho de todos los machos”. Me lo cuidas como se merece, Brígido, sino, allá te lo haya. Y por eso no miro para el norte, ni me he casado, para atender los caballos de mi jefe. Fuera un crimen que ese cuaco estuviera en manos del gachupin de la sabana. Yo se lo advertí: “A mi jefe le gusta el chasco, y ya sabe cómo es mi jefe. Regáleselo el día de su santo, y se quita de zozobras.” No me hizo caso, y Dios lo castigó. Dicen que te van a procesar en México por esa muerte, Rengo. Para mí Radio Para mí no hay más ley que la de mi jefe. Pues sino acuérdese de todos los demás. Don Regino, ¿por qué no se toma otro? Bueno, me voy a tomar otro. Voy a arrancar el cuaco y se lo rallo aquí mero, más me aguanta. No tenga miedo aunque vea que me lo voy encima. A ver si me sale como aquél retrato tan chulo de mi general Pancho Villa, cuando entró a Torreón. ¿Listo? Listo, don Regino. ¿Qué tiene? ¿Qué le duele? Lo tiró el caballo, jefe. ¡No me tiró, me caí con él que no es lo mismo, baboso! ¡Suélteme! ¡No sea cobarde! ¡No le pegue a ese pobre caballo! No le pegue a una mujer, don Regino Radio Mejor vete, Marcelino, y no vuelvas a poner nunca los pies en Río Escondido. Por mí lo echaron del pueblo. No, niña, Radio yo ya me iba de todos modos. El día en que nació ese hombre, Dios nuestro señor condenó a Río Escondido. Don Regino no es un cristiano, niña, es una fiera. Peor que los animales dañeros del monte. A mi hijo Radio me lo mató hace un año. Vino el pobrecito a hacer su servicio social para recibirse de doctor, no le pudo curar un caballo que tenía muermo, y Radio aquí está enterrado, junto a su mamacita. Todos éramos Radio como raíces. Raíces de Río Escondido que crecimos juntas, y sólo a hachazos Radio nos pudieron separar. Váyase de aquí, niña. No eche raíces en Río Escondido, para que mañana Radio no tenga que llorar lo que yo Radio lloro. ESCUELA Esta es la escuela, ¿verdad? Cómo no, allá arriba lo dice con tamañas letras. Aquí nomás están los caballos de Regino. ¿Entonces dónde está la escuela? En este pueblo ya no hay escuela. ¿Qué se le ofrece? Quiero ver al presidente municipal. No está. ¿Entonces en dónde está? Allá en la cantina. ¿Y ahora qué se trae? Quiero ver al presidente municipal. Jefe, a esta es a la que le sonó en el zócalo. Dice que quiere verlo, ¿qué le digo? Dile que se largue si no quiere que la eche de aquí a patadas. Ya oyó, que se largue sino quiere que la eche a patadas. Dígale que soy la maestra, y que me manda el presidente de la república. Aquí no hay más presidente que yo. Y échala ya, Brígido, que no la quiero volver a ver. ¡Ya oyó, que se vaya! Váyase y no me comprometa porque sino mi jefe es capaz de quebrarnos a los dos. ¿¡No oyó!? ¡Que se vaya! ¡Mira qué mujer más terca, hombre! ¡Ándele! ¡Lárguese, hombre! Yo no quiero que se muera mi mamá. ¿Y por qué ha de morirse tu mamá? Yo no quiero que se muera mi mamá. Son viruelas. Le voy a traer al doctor. Ven conmigo. Su mamá está enferma, no pueden entrar. Espérenme aquí, voy por el doctor. No hay doctor en el pueblo. ¡Señor! ¡Señor! ¿Qué le cuesta pasar por Santiago de la Sierra? Perdónenme niña, pero no llevo ese camino.
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